Cuando nosotros, como cristianos, estamos seguros de nuestro futuro, podemos concentrarnos en el presente. Por eso, Juan 10 es fundamental para la seguridad eterna del creyente.
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre» (Juan 10:27-29).
Este pasaje revela ocho razones por las que podemos tener la certeza de que estamos eternamente seguros.
1. Promesa
Dios nos ha prometido seguridad eterna a través de su Palabra. Romanos 8 afirma que nada puede separarnos de su amor (ver Romanos 8:38-39).
2. Perseverancia
Dios, quien comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. El Espíritu Santo de Dios es el que convence, el que convierte y el que completa.
Adrián Rogers afirma:
«El Espíritu Santo nunca ha comenzado algo que no sea capaz de terminar».
3. Predestinación
Dios ha predeterminado nuestro destino.
Adrián Rogers dice:
«Su salvación no comenzó con usted. Su salvación comenzó antes de que este mundo estuviera en el espacio».
Si ha sido llamado a un nuevo nacimiento en Cristo, es algo absolutamente definitivo.
4. Perfección
Hebreos 10:14 dice: «...porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados».
Ser cristiano no consiste en hacer depósitos mensuales para pagarle a Dios por la salvación. Jesús lo pagó todo, por lo tanto, somos hechos perfectos para siempre a los ojos de Dios. No es un nuevo comienzo, es una nueva naturaleza.
5. Posición
Adrián Rogers dice:
«La seguridad no es un sitio, es una persona y su nombre es Jesucristo».
Estamos posicionados junto al Señor Jesucristo, somos parte de su cuerpo y estamos sellados con el Espíritu Santo.
6. Posesión
Si somos salvos, ya tenemos la vida eterna.
Adrián Rogers declara:
«La vida eterna no es algo que obtiene cuando muere. La vida eterna es algo que obtienes cuando crees».
7. Oración
Jesús ora por nosotros, no para que escapemos de la tribulación, sino para que seamos preservados del mal.
8. Poder
Por último, somos preservados por el poder de Dios. Solo esto ya es prueba suficiente de que estamos eternamente seguros.
Aplíquelo a su vida.
¿Tiene la certeza de que está eternamente seguro?
El mismo Dios que nos salvó nos preservará si creemos en Él.