ES_1740 Cómo experimentar la presencia de Dios - Hechos 7:47

How to Practice the Presence of God

ES_1740 Cómo experimentar la presencia de Dios - Hechos 7:47 (LBLA)

¿Dónde habita Dios? Cuando estudiamos la Biblia, vemos que Dios no se queda quieto. Es importante comprender dónde habita Dios ahora, para así poder encontrarlo y practicar el estar en su presencia.

Hechos 7:47-49 dice: «Mas Salomón le edificó casa; si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta: El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿o cuál es el lugar de mi reposo?».

La primera casa de Dios fue Adán.

Adán fue diseñado con tres habitaciones: un cuerpo, un alma y un espíritu. Cuando Adán pecó contra Dios, profanó su espíritu; por lo que el Dios santo se vio obligado a apartarse.

La segunda casa de Dios fue el templo.

Dios construyó un templo para su pueblo en el Antiguo Testamento con el fin de enseñar lecciones trascendentales sobre la santidad, el sacrificio y la comunión. El templo tenía tres habitaciones: el recinto exterior, el recinto interior y, más adentro, la habitación donde residía Dios.

Jesús nos reveló que esta casa había sido profanada: «...y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Mateo 21:13).

Dios no puede vivir en una casa sucia. Mateo 23:38 dice: «He aquí vuestra casa os es dejada desierta». En Mateo 24, Jesús profetiza certeramente la destrucción del templo.

La tercera casa de Dios fue Jesucristo, Él mismo.

Jesús fue una casa diseñada, el segundo Adán: cuerpo, alma y espíritu, pero del todo perfecto.

Se convirtió en una casa profanada cuando voluntariamente tomó sobre sí todos los pecados de este mundo.

Mateo 27:46 dice: «Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: ...Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?». Era una casa desolada. En consecuencia, Jesús se convirtió en una casa destruida.

No obstante, gracias a su gran amor, nuestros corazones se han convertido en el hogar de Dios.

Esta lección sobre la salvación y la seguridad de la salvación nos da la certeza de que Dios vive en nosotros y de que nunca se irá.

Aplíquelo a su vida

Somos templos de Dios. Cada día es un día santo. Cualquier lugar es un lugar santo.