No es por la fama, los sentimientos, la fortuna, los amigos o el destino, sino por nuestra fe que medimos nuestros logros.
La fe es nuestro mayor recurso espiritual y nuestra moneda más valiosa. Por el contrario, la incredulidad es nuestro mayor obstáculo. Por eso es urgente que cultivemos una fe en Dios sólida y apasionante.
Romanos 10 revela las complejidades de la fe bíblica, qué es y cómo tenerla.
«Porque la Escritura dice: "Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado"» (Romanos 10:11).
En primer lugar, la fe debe depositarse en el objeto adecuado para que sea real.
Confiar en cosas inapropiadas puede ser peligroso para nuestra salud espiritual.
Adrián Rogers afirma: «Es mejor tener poca fe en el objeto adecuado que una fe equivocada en el objeto inapropiado». No confiamos en el pensamiento positivo, ni siquiera en la fe misma. La verdadera fe bíblica se deposita únicamente en Jesucristo.
Una vez que entendemos la realidad de la fe bíblica, podemos ver la raíz de ella, que es la Palabra de Dios.
«¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?» (Romanos 10:14). Para crecer espiritualmente debemos escuchar a Dios, no podemos conocer la voluntad de Dios adivinándola. No puede surgir por sí misma, sino que se otorga, como dice Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».
Cuando Dios nos habla a través de Su Palabra y de Jesucristo, podemos ver el resultado de nuestra fe, que es la voluntad de Dios.
Adrián Rogers declara: «La voluntad de Dios no es algo que deba hacer, es algo que puede hacer». El propósito de la fe es que se cumpla la voluntad de Dios en la Tierra. Él es soberano y permanece en control en todo momento. Lo que Él dice que hará, lo llevará a cabo. Tenemos la maravillosa oportunidad de participar en los designios de su voluntad a través de la fe.
Aplíquelo a su vida
¿Cómo va a manifestar su fe hoy? La verdadera fe no se limita a creer, sino que se traduce en acción. Cuando ore y le pregunte a Dios qué hacer y cómo cumplir su voluntad para su vida hoy, confíe en Él y obedézcale.