ES_2032 Los principios de la oración - Mateo 7:7

The Principles of Prayer

ES_2032 Los principios de la oración - Mateo 7:7 (LBLA)

No hay sustituto para la oración. Es el mayor privilegio del cristiano y, muchas veces, nuestro mayor fracaso. Es la fuerza más inexplorada y desaprovechada del universo.

Mateo 7:7 nos muestra los tres principios de la oración: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá».

El primer principio es la razón de la oración.

Nuestro Padre Celestial conoce nuestras necesidades antes de que siquiera las digamos. No oramos para impresionar a Dios ni para informarle de algo que Él no sepa ya. Oramos para invitar a Dios a obrar en nuestros corazones y en nuestras vidas.

Dios puede hacer cualquier cosa que quiera sin nosotros, pero nosotros no podemos hacer nada sin Él. Él quiere nuestra participación, y disfruta cuando nos deleitamos en trabajar y permanecer en Él también (Juan 15:4-5).

La oración también nos desarrolla y hace crecer. Cuando oramos y la respuesta parece no llegar, recurrimos a las Escrituras y buscamos el rostro de Dios. Dios no quiere que vivamos independientemente de Él. La dependencia de Dios conduce a una intimidad y un vínculo más fuerte que nunca.

El segundo principio es la petición en oración: Pedir, buscar, llamar.

Adrián Rogers dice: «el gran problema no es la oración no respondida; es la oración no ofrecida».

Nuestra responsabilidad es pedir, la responsabilidad de Dios es dar. Cualquier deseo que nos preocupe puede ser llevado a Dios en oración.

Al orar, estamos en una búsqueda para descubrir lo que el Señor quiere para nosotros. Debemos buscar los propósitos de Dios y discernir si estamos pidiendo las cosas correctas.

Además, debe haber determinación: la oración es tocar puertas cerradas. Las respuestas de Dios son directas, diferentes o negadas. Pero también podrían retrasarse para nuestro propio crecimiento y bienestar. Si ese es el caso, tenemos que seguir tocando. No podemos detenernos hasta tener la respuesta, y Dios nos ha dado esa seguridad.

El principio final es la recompensa de la oración.

Estamos seguros de que Dios responderá nuestras oraciones, porque Dios es bueno, Él es sabio y Él es amor.

Aplíquelo a su vida.

¿Está esperando que Dios responda una oración hoy? No lo olvide: pida, busque y llame. Exprese su deseo a Dios, busque su Palabra para asegurarse de que está de acuerdo con Su voluntad, y siga llamando.