Dios tiene un propósito maravilloso para tu vida. No importa lo que hagas, si no cumples con el propósito para el que existes, tus esfuerzos serán en vano y nunca encontrarás satisfacción en tu corazón o en tu vida.
Fracasar no es cometer un error, es tener éxito al hacer algo incorrecto. El verdadero éxito es hacer aquello para lo que Dios te creó.
Muchos pensamos que el propósito de Dios para nuestras vidas es salvarnos de nuestros pecados, pero esa es solo la mitad de la ecuación. También es muy importante saber para qué nos ha salvado.
La respuesta solo la encontraremos en la Palabra de Dios, ya que lo que pensamos de Dios tiene mucho que ver con lo que pensamos de nosotros mismos.
Adrián Rogers afirma: «Si se ve a sí mismo como la creación de Dios todopoderoso con un propósito, entonces querrá ser como Cristo».
Hay algunas cosas que debemos tomar en cuenta al descubrir nuestro propósito, y estas cosas se encuentran en el Salmo 139:
Dios sabe todo sobre mí.
Dios conoce mi carácter.
Dios conoce mi conducta.
Dios conoce mis pensamientos internos.
Dios conoce mis conversaciones.
Y Dios siempre está conmigo.
Qué insensato es tratar de huir de Dios. ¡Él está más cerca que nuestra propia respiración! Ni la distancia ni la oscuridad pueden ocultarnos de Dios. Ni siquiera la muerte puede ocultarnos de su vista.
Estamos constantemente en el corazón de Dios. ¿Quiere saber cuán enorme es la suma de los pensamientos que Dios tiene de usted? Salmos 139:18 dice: «Si los enumero, se multiplican más que la arena...».
Si lo cree, no tiene por qué temer. No tiene por qué temerle a Su guía o Su disciplina.
No, no hay necesidad de esconderse.
Dios nos hizo para conocerlo, amarlo y servirlo. Fuimos creados para amarlo y ser amados por Él. Ese es el propósito, pero también es la única manera de conocer sus planes para su vida.
Aplíquelo a su vida
¿Ama a Dios? ¿Le sirve a Él? ¿Cuál es la dirección que toma su vida cuando está en comunión plena con Dios? ¿Ha puesto Dios algo en su corazón? Ame a Dios y cumpla su propósito hoy a través de la adoración, la obediencia y el servicio a Él.