Hay una guerra constante en torno a la Palabra de Dios. Hay quienes la desprecian, la diseccionan y la ignoran; pero quizás el mayor enemigo de la Palabra de Dios es aquel que cree en ella, pero no la conoce.
Nunca estaremos en paz hasta que estemos en paz respecto a la Palabra de Dios. Nuestra salvación y santificación dependen de ello.
Apocalipsis 22:18 dice:
«Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro...»
Hay varias razones que se deben tomar en cuenta para tener la certeza de que la Biblia es la Palabra de Dios.
Primero, tome en cuenta la precisión científica de la Biblia.
Fueron muchos los casos donde las teorías científicas contradijeron la Palabra de Dios; sin embargo, con el tiempo, esas teorías se desmoronaron. La ciencia toma nuevos rumbos, se perfecciona y evoluciona. No obstante, la Palabra de Dios permanece inmutable e inamovible.
En segundo lugar, tome en cuenta la precisión histórica de la Biblia.
Si bien no es fundamentalmente un libro histórico, la Biblia registra muchos acontecimientos notables que los historiadores han constatado.
Además, creemos en la Biblia por su extraordinaria coherencia.
La escribieron personas de diversas procedencias: pastores, reyes, soldados, príncipes, sacerdotes y pescadores. Aun así, desde Génesis hasta Apocalipsis, se lee como un mismo libro debido a la inspiración divina.
Otra razón por la que creemos en la Biblia es por las profecías que se han cumplido.
El Antiguo Testamento contiene más de 300 profecías que se refieren a Jesucristo, las cuales Él cumplió en el Nuevo Testamento.
Creemos en la Biblia por sus cualidades eternas.
La Biblia ha enfrentado mucha oposición; sin embargo, sigue vigente y sigue siendo válida en la actualidad.
Adrián Rogers dice:
«La Biblia no es el libro del mes; es el libro de los siglos».
Por último, creemos en este libro por su poder transformador.
Adrián Rogers dice:
«El evangelio de Cristo es la dinamita salvífica de Dios».
Salva a los pecadores, santifica a los santos, sostiene a los que sufren y satisface al erudito.
La Biblia, en todo su esplendor y majestuosidad, se resume en:
«Jesús me ama, lo sé ¡porque la Biblia me lo dice!»
Aplíquelo a su vida.
¿Tiene la certeza de que la Biblia es la Palabra de Dios?
Tome en cuenta estas razones y alcance una comprensión fiel de las Escrituras... a sabiendas de que una vez que comience a estudiarlas, ¡nunca terminará!