Romanos 8:28 dice: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados».
Esta es la química de la cruz: puede usar lo malo para nuestro bien y para su gloria.
Este versículo reitera la certeza y plenitud de esta promesa inquebrantable y firme de Dios. Él obra todas las cosas para su gloria y para nuestro bien. Cuando lo sabemos, podemos apreciar las bendiciones que de otro modo tomaríamos por cargas.
Adrián Rogers declara: «Se necesita mucha fe para decir que es bueno para mí haber sufrido». Porque es entonces cuando empezamos a contemplar el rostro de Dios. Estar enfermo a menudo puede enseñarnos más que un sermón».
Debido a la química de la cruz, lo dulce, lo doloroso e incluso lo satánico y pecaminoso obran juntos para el bien. El mismo Dios que controla los sucesos de este mundo puede hacer que los ataques del enemigo nos beneficien.
Romanos 5:20 dice: «mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia...».
Puesto que estamos ligados al pecado, estamos ligados al sufrimiento. Sin embargo, gracias a la cruz, nuestro sufrimiento se compensa con la gracia de Dios.
Las cosas simples e insignificantes están bajo el control absoluto de Dios; Él es la causa de todo.
Aunque es una promesa hermosa y grandiosa, no es para todos. Hay una condición en Romanos 8:28, que es: «a los que aman a Dios».
Cuando aceptamos la condición de Romanos 8:28, podemos entender completamente su consecuencia, que se encuentra en Romanos 8:29: «Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos».
El «bien» que recibimos es nuestra santificación, el hecho de parecernos cada vez más a Jesús. Dios no ha terminado con nosotros. Seguirá utilizando las circunstancias para que podamos parecernos más al Salvador.
Aplíquelo a su vida
¿Ama a Dios y cree que sus circunstancias están ahí para que se parezca más a Jesús? Lea las Escrituras hoy mismo para que pueda obtener una mejor perspectiva de todas las cosas: las dulces, las tristes, las satánicas, las pecaminosas, las simples y las insignificantes. ¡Él las está utilizando para su bien!