Hay más de 300 profecías mesiánicas en el Antiguo Testamento; todas las cuales Jesús cumplió a la perfección. Moisés escribió la primera en el siglo XV a. C. Unos cinco siglos después, David escribió sus salmos, en los que vemos más profecías sobre Jesús, algunas de las cuales contienen detalles sobre cosas que aún no se habían inventado. También vemos a Jesús en los escritos proféticos de Isaías, Daniel y Miqueas. Estas son solo algunas profecías del Antiguo Testamento que señalan el hecho irrefutable de que Jesucristo es el Mesías prometido.
• «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar» (Génesis 3:15).
Este versículo habla del nacimiento virginal de Jesús y de su crucifixión. Dice «la simiente suya» (refiriéndose a la mujer) porque «simiente» se refiere, por lo general, a los descendientes de un hombre, no a los de una mujer. Se refiere a la crucifixión cuando dice: «Esta (simiente = Jesús) te herirá en la cabeza (le está hablando a Satanás), y tú (Satanás) le herirás en el calcañar (es decir, en el talón de Jesús).» Jesús asestaría un golpe devastador a Satanás cuando venciera al pecado y a la muerte al morir en la cruz y resucitar al tercer día. Satanás infligiría un golpe temporal al magullar el talón de Jesús, una herida física que ocurre durante la crucifixión al empujar contra la cruz para intentar respirar.
• Salmos 22
Aunque fue escrito unos 300 años antes de que se inventara la crucifixión, este salmo refleja el estilo romano de crucifixión utilizado para matar a Jesús que leemos en los Evangelios. Salmos 22 describe perfectamente lo que Jesús soportó mil años antes de que sucediera.
• «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5).
La palabra en hebreo utilizada aquí para «herido» significa perforado. Las llagas describen las marcas hechas por las palizas que Él soportó.
• «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad» (Miqueas 5:2).
Este versículo señala la ciudad específica donde nacería Jesús y su eternidad.