¿Cómo se ha transmitido el pecado a lo largo de los siglos? El pecado se transmite a través de la sangre del hombre durante la procreación. «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Romanos 5:12). El primer hombre, Adán, pecó (Génesis 3:6), y desde entonces, toda su descendencia está manchada por el pecado porque todos vinieron a través de él.
¿Cómo pudo Jesús haber nacido de una mujer y aun así ser sin pecado? ¿No nació ella también en pecado? Sí, ella nació en pecado como todos los demás, pero no transmitió su rasgo de pecado al dar a luz. La ciencia ha demostrado que no hay transferencia de sangre de madre a hijo durante el parto. La sangre del niño es determinada por el padre. Por eso María concibió por medio del Espíritu Santo y no a través de un hombre. Un hombre habría transmitido el pecado, pero Dios Espíritu Santo solo transmitió los rasgos de Dios. ¡Esta concepción milagrosa hizo a Jesús completamente único! Él era completamente Dios y, al mismo tiempo, completamente hombre; el Dios-hombre.
Sobre este Dios-hombre nacido de una virgen, Jesús, se profetiza en Isaías 7:14: «Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel». Esta profecía se cumplió en Mateo 1:23: «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Entonces, ¿por qué tuvo que nacer de una virgen humana y no simplemente venir a la tierra como un bebé-Dios? Considera estas ecuaciones:
Dios + Dios = Dios. No habría manera de que Jesús pudiera relacionarse con nuestra lucha contra el pecado si no fuera hombre.
Hombre + mujer = pecador. No habría manera de que Jesús nos salvara y nos conectara con Dios si Él no fuera Dios.
Dios + mujer = Dios-hombre. Jesús es capaz de relacionarse con nuestra lucha contra el pecado sin cometer pecado (Hebreos 4:15) y capaz de salvarnos de nuestro pecado y conectarnos con Dios (Romanos 5:1).
«Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él» (2 Corintios 5:21). «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).