julio 22, 2025
¿Sabe qué ocurre con tantas familias hoy en día? Hemos caído en el mito de «vivieron felices para siempre». Nadie está destinado a vivir feliz todo el tiempo. Nadie está llamado a estar alegre en todo momento. Y, sinceramente, ni siquiera querría ser feliz todo el tiempo; terminaría harto. Sería como comer helado en toda comida.
Todos tenemos tres necesidades básicas: seguridad, significado y satisfacción o sustento. Muchas veces, nos casamos esperando que nuestro cónyuge satisfaga esas necesidades.
Pero la suficiencia, la seguridad y el significado son cosas que ningún hombre ni mujer pueden ofrecer. Si no encontramos estas cosas en Jesús, no las encontraremos en ningún lado. Estaríamos buscando en el lugar equivocado.
Algunas personas ven el matrimonio como una pulga ve a un perro. Esa pulga no deja al perro por lo que pueda sacar de él. Pero en muchos matrimonios, hay dos pulgas y ningún perro. Llegamos al matrimonio esperando una satisfacción que Dios nunca quiso que recibiéramos allí. No digo que el matrimonio no supla necesidades; lo que digo es que las necesidades más profundas solo las puede suplir Dios. No experimentaremos verdadero contentamiento a menos que lo encontremos en Jesús.
Haga una lista de las cosas que está tratando de lograr actualmente en la vida. Considere en qué enfoca su tiempo y recursos. Evalúe si está buscando su contentamiento en Jesús o en algo o alguien más.
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