Para responder a esta pregunta, necesitamos observar tres cosas: la profecía, la filosofía y la hipocresía. Lo que se dijo antes de que ocurrieran los acontecimientos, lo que los maestros de esa época enseñaban erróneamente sobre el Mesías y lo que Judas eligió hacer por su cuenta. Entonces, tome una Biblia y comencemos.
Primero, veamos la profecía de Zacarías 11:12-13, escrita más de cinco siglos antes de la traición de Judas. En este pasaje, hay varias cosas que apuntan al relato de la traición de Judas, incluyendo la conversación sobre cuánto valía la traición, y el número decisivo, treinta piezas de plata. (Ver Mateo 26:15). También vemos que Judas arrojó el dinero en el templo. (Ver Mateo 27:5). Y descubrimos que el dinero fue usado para el alfarero: en Mateo 27:6-7, vemos que los principales sacerdotes compraron con él el campo del alfarero.
Lo segundo que debemos entender es la filosofía. Los fariseos de esa época enseñaban que el Mesías vendría como un rey conquistador y los liberaría de la opresión de los romanos. Sin embargo, las Escrituras dejan claro que el Mesías sería despreciado y desechado (Isaías 53:3) y que daría su vida mediante la crucifixión, como se ilustra perfectamente en Salmos 22. Jesús no vino a liberar a las personas de la opresión, sino del pecado. Una visión más moderna de esta traición es que Dios eligió a Judas para que traicione a Jesús como si Judas no tuviera elección. Dios nunca elige a las personas para que pequen. Él es eterno, no está limitado por el tiempo como nosotros, y ve todo el tiempo al mismo tiempo. Por lo tanto, en su soberanía, usará a las personas de acuerdo con las decisiones que Él ya ha visto que toman para cumplir Su voluntad, pero no las empujará a pecar ni las hará pecar. Eso iría en contra de su santidad. Jesús, en su deseo de salvar a todos, incluso le dio a Judas una última oportunidad de elegir de manera diferente cuando lo llamó amigo. (Ver Mateo 26:50 y 2 Pedro 3:9).
Lo tercero que vemos es la hipocresía. Judas actuó como seguidor de Cristo durante varios años, pero su corazón nunca estuvo con Él. A Judas se lo llama traidor y ladrón, y se nos cuenta que Satanás entró en él después de que había tomado la decisión de traicionar a Jesús. Satanás no puede residir en el mismo corazón en el que está Jesús; la luz y la oscuridad no pueden coexistir. (Ver Juan 12:4-6, 13:26-30 y 1 Juan 1:5).