¿Qué pasa con las personas que nunca han oído hablar de Jesús?

What about people who’ve never heard of Jesus?

Jesús enseñó en Juan 14:6: «YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí». ¿Qué significa esta afirmación exclusiva de Jesús para alguien que nunca ha escuchado su Nombre?

Toda persona puede observar en la creación que existe un Creador. Toda persona también tiene una conciencia y sabe que el bien y el mal existen, lo que confirma que existe una ley moral dada por un Legislador moral. En otras palabras, todo ser humano posee un conocimiento instintivo de Dios.

Aquellos que desean vivir según sus propias reglas, sin las restricciones de la ley moral que Dios ha escrito en todo corazón, rechazan al Legislador y niegan la existencia del Creador (al menos en su retórica; es imposible descartar lógicamente la existencia de Dios). A medida que continúan sosteniendo esa posición, su entendimiento se va oscureciendo cada vez más.

Los que le dan la bienvenida al Creador, aunque aún no conozcan su Nombre, buscan a Dios. A medida que reciben, creen y obedecen la verdad, Dios les proporciona más y más luz. De hecho, Él promete en Jeremías 29:13-14: «Cuando ustedes me busquen, me hallarán, si me buscan de todo corazón. USTEDES ME HALLARÁN».

Entonces la verdadera pregunta no es: «¿Qué le pasará a la persona que nunca ha oído hablar de Jesús?». La verdadera pregunta es: «¿Qué le pasará al individuo que no quiere conocer a Dios?». Y la respuesta es simple: Dios no se impondrá a esa persona porque Él ha dado a cada ser humano libre albedrío.

¿Qué pasa con usted? ¿Está buscando a Dios? Si es así, Él se ha revelado a usted en la persona de Jesucristo. Si ha llegado a esta página, ha escuchado hablar de Jesús y es responsable ante Dios de responder la pregunta que Pilato hizo en Mateo 27:22: «¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?».

Si llegó a esta página y ya es un creyente en Cristo, debe ir y compartirlo. El último mandato de Jesús en Mateo 28:19-20 es para usted: «Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».